Uno de los secretos mejor guardados de los fósiles de la Sima de los Huesos, en Atapuerca, estaba en su interior. En concreto, en el núcleo de algunas células testigos del paso del tiempo durante decenas de miles de años. Un equipo de investigadores dirigido por Matthias Meyer y Svante Pääbo (del departamento de Genética Evolutiva del Instituto Max Planck de Alemania) lleva años tratando de indagar en él. Se trata de la información atesorada en el ADN nuclear de los huesos de hominino allí enterrados hace cientos de miles de años. Ayer, la revista «Nature» publicó algunos de los resultados más recientes y sorprendentes de su búsqueda, que, de confirmarse, podría suponer toda una revolución en el conocimiento de nuestra historia como especie. En pocas palabras: la secuenciación del ADN nuclear de dos individuos de la Sima de los Huesos podría demostrar que los neandertales son mucho más antiguos de lo que hasta ahora se pensaba y, por ende, que el ancestro común entre ellos y el Homo sapiens pudiera no ser el que andábamos buscando. Pero la explicación de la trascendencia de este hallazgo requerirá algunas palabras más. Así que vamos a ello.
La Sima de los Huesos en Atapuerca es la sede de uno de los yacimientos fósiles de homininos más influyentes en la paleontología contemporánea. Los restos más interesantes fueron hace tiempo datados en más de 400.000 años de antigüedad.
Una de las grandes cuestiones a resolver era la relación de aquellos individuos del Pleistoceno con otros que vivieron en épocas posteriores como los neandertales y los denisovanos (un grupo cercano a neandertal del que sólo se han hallado evidencias en el sur de Siberia). El aspecto fisiológico que revelaban aquellos huesos era muy parecido a el de los neandertales. Pero no siempre la cara es el espejo del alma. De hecho, cuando hace un par de años se aisló el ADN mitocondrial de algunas de esas muestras se descubrió que, genéticamente, los hombres y mujeres de la Sima estaban más cercanos a los denisovanos.