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Descubrir una especie animal es uno de los mayores logros que se puede apuntar un científico. Y es que, aunque parezca lo contrario, la ciencia biológica todavía sabe muy poco de la vida. Las cerca de 1.800.000 especies que se han descrito y las más de 300.000 de las que se tienen registro fósil no son más que una minúscula parte de todos los animales que han poblado el planeta, lo pueblan y lo poblarán. La biodiversidad es una gran desconocida. A menudo, los miembros de alguna expedición biológica se topan con un tesoro vital inesperado y encuentran un tipo de ciervo o un roedor del que no se tenía noticia. Encontrar nuevos animales «grandes» desconocidos para la ciencia no es fácil. Aunque los zoólogos han escudriñado mejor la paleta de seres superiores. Por ejemplo, se supone que el número de aves catalogadas (unas 9.100 especies) no dista mucho de ser el real. Pero en lo que respecta a las especies más pequeñas, el desconocimiento es estremecedor.