Aclaremos un hecho desde el principio: el presente texto puede contener spoilers y arruinar la experiencia visual de quien vaya a ver algunos de los episodios de «La guerra de las galaxias». Pero eso es lo único que persigue. No pretende señalar los «errores» de los guionistas o los científicos involucrados. La serie es un relato de ciencia ficción, pretende entretener, estimular la imaginación y ponerse quisquilloso al querer descartar todo el universo que rodea la historia por el mero hecho de que no es «científicamente correcta» es olvidarse de que no se trata de un documental y su pretensión máxima no es educarnos, sino hacernos soñar.
Este texto busca responder a algunas de las preguntas que los espectadores puedan hacerse al ver la película y si hay imposibles actuales, como diría Arthur C. Clarke, porque «cuando un científico eminente pero anciano afirma que algo es posible, es casi seguro que tiene razón. Cuando afirma que algo es imposible, muy probablemente está equivocado».