El equipo científico internacional LIGO, que anunció en febrero la observación por primera vez de las ondas gravitacionales que apuntó Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad, ha informado hoy de una nueva detección, producto de otra fusión de dos agujeros negros, ocurrida hace unos 1.400 millones de años. La principal investigadora del grupo de Gravitación y Relatividad de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), el único español que forma parte de LIGO, Alicia Sintes, ha explicado en Palma lo que significa este nuevo descubrimiento, que también ha sido anunciado hoy en San Diego (California, EEUU) en el Congreso de la American Astronomical Society.
Sintes ha expresado su "alegría" por la nueva detección de este sistema binario, que "está abriendo una ventana a observar fenómenos que hasta ahora no habíamos podido". "Esperamos en un futuro poder observar nuevas fusiones de agujeros negros y nuevas cosas", ha deseado la científica. La nueva señal llegó a los detectores LIGO, ubicados en EEUU, el 26 de diciembre de 2015, por lo que se denomina GW151226, y es la segunda confirmada de "una binaria", que junto a la detectada el pasado 14 de octubre (GW150914) marcan "el inicio de la astronomía de ondas gravitacionales".
Las binarias, que se forman cuando dos objetos muy densos se fusionan, suponen una de las muchas fuentes de ondas gravitacionales que los detectores de LIGO buscan. La confirmación de que se trata de agujeros negros se produce una vez que las masa supera en 4,5 la del sol. En esta ocasión, la fusión de los dos agujeros negros produjo el equivalente a 21 masas solares, y dejó la irradiación de otra que llegó a la Tierra en forma de ondas gravitacionales, detectadas a 70 segundos de su arribo al planeta, y cuya señal, aunque más débil, ha sido más larga que la primera, 1 segundo frente a los 0,2 de la anterior.
Si bien la detección se produjo en diciembre, el proceso de identificación con la técnica de "filtrado adaptado" ha tardado unos meses, tiempo el que se realizan todos los análisis para comprobar que se trata de ondas gravitacionales. En concreto, se trata de distorsiones del espacio tiempo que provoca que los dos objetos orbiten en forma de espiral uno alrededor del otro.