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Aquí hace tanto calor que, cuando apago el aire acondicionado y abro las ventanas, todo se empaña. En esta región del planeta, el desierto de Arava, en el sur de Israel, una persona suda más en una hora que la cantidad de lluvia que cae en todo un año en 160 km2. Literalmente. El registro de precipitación anual no sobrepasa los tres centímetros. Las temperaturas llegan a los 40ºC y la sal del Mar Muerto se ha colado en todas las capas subterráneas. Todo se alía para que la fábula tenga un final triste y la vida no prospere. Y aún así... esta región produce el 60% de los vegetales frescos que exporta el país.
¿Por qué es importante esto para España? En 2050, nuestro país podría ser en gran parte un desierto, el norte tendría un clima mediterráneo y el sur sería como Marruecos, según el informe «Cambio climático en Europa 1950-2050: percepción e impactos». Al mismo tiempo, el Foro Mundial del Agua advierte de que la Península Ibérica es una de las regiones del mundo con el riesgo más alto de quedarse sin agua.
Además, un reciente estudio de la NASA y luego repetido por la Administración de Nacional Océanica y Atmosférica revela que llevamos 378 meses consecutivos en los cuales la temperatura global está por encima de lo normal. La respuesta es la tecnología. La del pasado, la del presente y la futura.