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La exploración de los océanos y el viaje hacia nuevas tierras exigieron desarrollar nuevas tecnologías, desde la conservación de alimentos hasta la brújula o la cartografía. Hoy ya no somos nosotros quienes nos embarcamos, pero sí viajan, a bordo de sondas, telescopios o satélites, nuestra curiosidad y nuestras incógnitas. Lo que sigue demandando la necesidad de crear nuevas herramientas, tecnologías cada vez más sofisticadas, para llegar aún más lejos. Cuando en el siglo XIX James C. Maxwell postuló la existencia de las ondas electromagnéticas, fue necesario que pasaran 20 años hasta que Heinrich Hertz confirmó su existencia y se convirtió en el primero en producirlas. Muy pronto comenzaron sus aplicaciones: ondas de radio y televisión, las microondas, los rayos X... Todas ellas resultaron del conocimiento y el empleo de las ondas electromagnéticas. ¿Sucederá algo parecido con las ondas gravitacionales? Al igual que ocurrió con la brújula, las innovaciones ya han comenzado.